- Forum Solidaridad Perú reflexiona y reafirma compromisos ante la coyuntura de crisis institucional frente a la corrupción
Entendida esencialmente como mal uso del poder público o privado para obtener un beneficio indebido ética y legalmente, vulnerando derechos, la corrupción – y la lucha contra ella – dominan hoy, casi sin contrapeso, la vida política y ciudadana del Perú.
Aunque el ya clásico texto de Alfonso Quiroz nos mostró que la historia de la corrupción en el Perú es paralela y acompaña desde siempre la historia completa del país, por estos días la ciudadanía siente más que nunca que en la actualidad se trata de superar y dejar atrás, por fin, la larga pesadilla del modelo corrupto y corruptor heredado de la dictadura fujimorista.
La lucha de la sociedad civil
Pero si bien la corrupción es persistente a lo largo de las últimas décadas, resulta importante recordar que la sociedad civil ha mostrado igual persistencia en sus esfuerzos por aportar a combatir de múltiples formas este flagelo.
Seminarios, encuentros, talleres de formación, ferias ciudadanas, programas radiales, boletines informativos, espacios web, campañas de información y sensibilización, investigaciones independientes, denuncias públicas, acompañamiento de casos judiciales y, por supuesto movilizaciones de calle, son algunas de las variopintas modalidades de esta permanente e inclaudicable lucha que la sociedad civil peruana ha sabido sostener, aún en escenarios adversos y muchas veces a pesar de las amenazas y represalias de poderosos intereses políticos, mediáticos y económicos empeñados en la impunidad de la corrupción.
Desde Forum Solidaridad Perú, se ha tratado de aportar de manera sostenida en este esfuerzo de la sociedad civil, especialmente en la participación activa de redes, espacios y procesos de alianzas en pos del objetivo común. Incluso, en algunos casos, estas acciones fueron compartidas con representantes de entidades públicas.
Hitos
Particularmente significativo fue cuando el 2012, nuestros esfuerzos anti corrupción nos llevaron más allá de Lima, a contribuir al fortalecimiento de la vigilancia ciudadana en Ancash, Huánuco y Junín. Junto a organizaciones de jóvenes y mujeres desarrollamos numerosas acciones, desde pasacalles, ferias de información y campañas, hasta la elaboración de manuales y portales de alerta ciudadana. Juntos/as aprendimos a hacer incidencia en lo local y regional para espacios de participación y nuevas normativas.
En 2014, pudimos extender aún más esos esfuerzos, alcanzando los distritos más alejados de Lima, en los conos norte y sur. Y trabajamos con las organizaciones sociales e indígenas de Loreto y Amazonas, elaborando un programa de formación ciudadana anti corrupción con módulos especializados en el nuevo código penal, género, interculturalidad y comunicación, entre otros, que incluyó soporte virtual a distancia y estuvo a cargo de un equipo coordinado por el ex procurador, Julio Arbizu.
Centenares de líderes y lideresas en una decena de localidades del país, formaron parte de este programa de formación, que aportó a romper el círculo vicioso entre el desconocimiento de herramientas para combatir la corrupción, que alimenta una percepción generalizada de impunidad e impotencia frente a ella, la cual a su vez refuerza el descompromiso y no participación en la lucha contra la corrupción.
Actualmente
Hoy, reafirmamos nuestro compromiso de siempre como parte de esa larga trayectoria de lucha contra la corrupción de la sociedad civil. Buscando siempre sinergias y las coaliciones más amplias posibles.
Coorganizamos la preparación y facilitación del Eje Anticorrupción en la XVIII Conferencia Nacional de Desarrollo Social (CONADES) de 2017, en el que se trabajó sobre la tranversalización de la corrupción. Cuya continuidad regional, ayudamos a animar en la región macro nororiental.
También en 2017, participamos con aportes sobre regulación en la preparación de la sociedad civil para la(s) Cumbre(s) de las Américas.
Dado la crucial dimensión de finanzas publicas involucrada en la corrupción, consideramos clave nuestra participación en el Grupo Nacional de Presupuesto Público (GNPP).
Desde la necesaria articulación internacional que esta lucha requiere, valoramos nuestra integración en la Red Latinoamericana sobre Deuda, Desarrollo y Derechos (LATINDADD) y la Coalición por la Transparencia Financiera. Con énfasis en la colocación de la problemática de los flujos ilícitos y la elusión fiscal.
El estratégico cruce entre corrupción y megaproyectos depredadores en la Amazonía, hace relevante nuestra membrecía en el Comité Internacional del VIII Foro Social Panamazónico (FOSPA), cuya “Carta de Tarapoto” de 2017 incluye la lucha contra este flagelo.
Buscamos y nos adherimos a planteamientos para estrategias de confluencias y participación de la sociedad civil en Lucha contra la Corrupción, en coordinación con diversas entidades, tales como la Asociación Nacional de Centros (ANC) y Proética.
Incluyendo la adhesión y participación en campañas como “Más vale prevenir que lamentar. Campaña ciudadana para las elecciones regionales y municipales 2018”, impulsada por Japiqay.
Hacemos parte de los esfuerzos por reactivar el Grupo de Trabajo Contra la Corrupción (GTCC), en coordinación con la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, el que en años anteriores ha sido uno de los espacios de mayor amplitud e incidencia de la sociedad civil en esta materia.
Participamos en el debate y acciones de movilización convocadas por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH).
Aprendizajes
Algunas nociones fundamentales quedan como acumulado proveniente de la reflexión de esa experiencia.
Carácter sistémico
En primer lugar, que la corrupción es un fenómeno sistémico, es decir, que ella supone todo un entramado económico, político y sociocultural (mediático) que lo permite e incluso legitima en un sentido común no ciudadano.
También significa que la corrupción no es aislada, que tiende a desarrollarse ahí donde existe pobreza generalizada, restricciones para el reconocimiento y ejercicio de derechos fundamentales, ausencia de Estado, escasos controles institucionales sobre el poder político y económico, una sociedad civil débil y una precaria referencia al “bien común” como objetivo compartido en la sociedad.
Luchar contra la corrupción promoviendo una cultura de integridad y transparencia, exige hacer frente a cada uno de estos problemas. Más aún teniendo en cuenta que existen arquitecturas financieras establecidas e intereses activos que posibilitan la corrupción.
Coaliciones amplias
Mirar de forma sistémica a la corrupción nos revela el enorme problema que tenemos al frente. En tal sentido, acabar con este flagelo requiere construir una amplia coalición social y política que implemente de manera decidida reformas institucionales y promueva una nueva cultura ciudadana.
Solo una ciudadanía con una sólida cultura ética dejará sin base a la corrupción, por ello es imprescindible que todo esfuerzo incluya acciones activas para la formación ciudadana con esa perspectiva.
Separar el dinero de la política
Separar la política del dinero y de los grandes negocios es imprescindible para dejar sin una base contextual a la corrupción, por ello es necesario reformar las leyes electorales y de regulación política para evitar que de ningún modo el dinero sea un requisito de hecho o de derecho para la participación política ciudadana.