El avión del papa Francisco aterrizó a las 10:23 de la mañana en el Aeropuerto Internacional Padre José Aldámiz, a diez minutos del centro de Puerto Maldonado, capital de la región Madre de Dios.
El sumo pontífice descendió del avión que lo trajo desde Lima, saludó con deferencia a monseñor Daniel Martínez, Obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, para recibir de inmediato las atenciones protocolares del gobernador de Madre de Dios, Luis Otsuka, un antiguo dirigente minero y principal promotor de la derogatoria de las normas promovidas por el gobierno central para regular las actividades extractivas en todo el país.
Cabe recordar, que días previos a la visita papal, el gobernador Otsuka había hecho público un manifiesto en contra de las ONG ambientalistas y del Ministerio del Ambiente peruano. Otsuka es conocido por promover la minería y la construcción de vías de comunicación en zonas cercanas a áreas naturales protegidas de Madre de Dios. Estas propuestas han sido fuertemente criticadas en su momento por distintos expertos de instituciones ambientales, así como por líderes indígenas y autoridades del gobierno.
El improvisado diálogo con el gobernador Otzuka fue breve. El papa sonrió con amabilidad y continuó con su agenda oficial.
El papa llega a Madre de Dios en uno de los momentos más críticos en 16 años, cuando la pérdida de bosque anual superó las 20 000 hectáreas en el 2017. Además, según cifras proporcionadas por WWF Perú, solo en la zona minera de La Pampa, un gigantesco campamento extractivo situado al lado de la carretera que conecta Cusco con la frontera con Brasil, se han deforestado 560 hectáreas en el 2017, lo que supone un acumulado para el área de 4560 hectáreas desde el 2013.
Los pueblos indígenas esperaban al máximo líder de la Iglesia Católica y autor de la encíclica ‘Laudato Si’ o ‘Alabado Seas’, la primera dedicada al medio ambiente redactada por un Papa en la historia, para exponer la problemática ambiental que afecta desde hace años a las comunidades de la Amazonía peruana.
La voz de los pueblos indígenas
Julio Cusurichi, presidente de la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD), indígena shipibo de la comunidad de El Pilar y Premio Goldman 2007, fue uno de los líderes departamentales que esperaba el arribo del papa a Puerto Maldonado para hacerle llegar un memorial con las reivindicaciones de sus asociados.
En una carta que circuló en el transcurso de la última semana, firmada también por los representantes de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), la federación que agrupa a los pueblos indígenas amazónicos del Perú y por la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), los indígenas del departamento exigían al pontífice argentino “fortalecer la economía indígena de vida plena con el bosque en pie para tener alternativas frente a las tentaciones del infierno verde”.
Además, en una entrevista con Mongabay Latam, el dirigente fue enfático al señalar que la minería avanza en Madre de Dios, entre otras causas, porque el territorio indígena no está siendo titulado integralmente. “Vamos a explicarle al papa Francisco, nos dijo, que las leyes que rigen en el Perú solo le presta a las comunidades nativas el vuelo forestal de sus tierras, es decir el uso parcial de sus bosques, mientras que le entrega al Estado todos los derechos sobre el subsuelo. De esa manera es imposible para nosotros desarrollar los conceptos de economía indígena en el marco de lo que llamamos Vida Plena”.
Con este mensaje, entre otros más, esperaban las comunidades indígenas al máximo líder de la Iglesia Católica.
La fiesta en Puerto Maldonado empezó poco antes de las once de la mañana. Tres mil indígenas llegados de todo el Perú y de los territorios de los vicariatos vecinos de Bolivia y Brasil aguardaban la llegada del obispo de Roma en medio de una creciente expectativa y la molestia de las federaciones nativas porque sus dirigentes no fueron incluidos en el rol de oradores.
Para Ruth Buendía, conocida dirigente del pueblo asháninka y doblemente galardonada con los premios Goldman y Bartolomé de las Casas por su defensa de los recursos naturales y los derechos humanos de la población amazónica, la omisión representaba una afrenta a la organización natural de los pueblos originarios.
La Amazonía peruana está habitada por 51 pueblos indígenas que hablan 47 lenguas vernáculas. Según el II Censo de Comunidades Indígenas de la Amazonía Peruana, realizado en el año 2007, la población indígena amazónica de Perú está compuesta por 332 975 hombres y mujeres.
En nombre de esa multitud que esperaba al papa Francisco en el Coliseo Regional de Madre de Dios, tomaron la palabra los indígenas harambukt Jessica Patiachi y Luis Miguel Pariori, así como María Luzmila Bermeo, del pueblo awajún de Condorcanqui, una etnia que sufrió en carne propia las consecuencias del ‘Baguazo’.