Escribe : Alonso González Del Alcázar – Fórum Solidaridad Perú
La comprensión y establecimiento del término “Gobernanza Intercultural” enfrenta serias dificultades, especialmente si no se revisan los actores involucrados, coyuntura y escenarios. No basta con reconocer las posiciones políticas, el conocimiento teórico de los procesos interculturales, las limitaciones estatales y los recursos disponibles. Es crucial también evaluar los logros alcanzados, dejando de lado los sesgos impuestos por las intervenciones para el desarrollo.
Al hablar de “revisión de actores”, nos referimos a todas las personas, instituciones, movimientos y organizaciones que participan en los procesos interculturales. Para aplicar una gobernanza intercultural efectiva, debemos entender la interculturalidad como procesos de aprendizaje mutuo y acuerdos basados en consensos. Además, la dualidad desde la posición estatal limita y confunde la participación y representación de las organizaciones y pueblos andino-amazónicos en la planificación de acciones que permitan procesos interculturales adecuados, que puedan luego establecerse como políticas de gobernanza intercultural.
Un error común es no entender que la coyuntura y el contexto político indican que los procesos de desarrollo no deben estar parametrados únicamente por indicadores y medios de verificación de proyectos. Es fundamental entender que existen eslabones en las agendas de las organizaciones que debemos seguir y en las que debemos participar para que realmente se determinen y accionen políticas para la gobernanza intercultural. Herramientas técnicas como el mapeo de actores y los mapas de poder en cada zona son útiles para establecer estrategias de diálogo, participación e intervención.
En cuanto a las limitaciones y contradicciones constitucionales sobre la participación y legitimidad de las organizaciones amazónicas, es necesario buscar y seguir estrategias para que los derechos se apliquen y las necesidades humanas se satisfagan. La vía legal mediante demandas de amparo, por ejemplo, en relación con el cuidado del agua y la defensa de los ríos, se está estableciendo como un camino para lograr esta participación y legitimidad. Las sentencias sobre estas demandas obligan a los entes gubernamentales nacionales y locales a ejercer el cuidado del agua como necesidad para el sustento humano y como herramienta de participación política, estableciendo, por ejemplo, la creación de comités de cuenca para la protección de los ríos.
Este es solo el inicio de procesos de participación en los que luego hay que lidiar con el posicionamiento de las organizaciones ante los entes gubernamentales y su capacidad de acción en este contexto. Sabemos de las dificultades que se presentan cuando existe una estructura constitucional y gubernamental sólida vinculada a intereses económicos individuales, aparentemente impermeable y difícil de cambiar a corto o mediano plazo. Sin embargo, ya existen iniciativas, como en Cajamarca, para la participación de líderes Ronderos en el gobierno regional sin la exigencia de alejarse de la organización ronderil, reconociendo las actividades de las Rondas Campesinas como legítimas, sumado al reconocimiento legal de esta organización.
Es clave delimitar la intervención, analizar el contexto político-social, aceptar procesos interculturales bidireccionales y revisar las capacidades individuales y colectivas de todos los actores para establecer políticas efectivas de gobernanza intercultural .
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