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Uno de los signos de nuestro tiempo es la crisis de la democracia, una democracia cada vez más lejos de la ciudadanía y de sus anhelos y dificultades. El Perú no es ajeno a esta realidad que se transforma en una crisis no sólo política, sino de régimen e incluso implica al Pacto Social que debiera darle sentido a la comunidad nacional de la que hacemos parte. Hablar de una Democracia que también es para comer, en un contexto de crisis climática ocasionada por un orden social voraz, excluyente y destructivo en el que bienes comunes como el agua se acercan cada vez más a ser objeto de una disputa entre quiénes la ven como un medio de poder o una mera mercancía y quienes comprenden su acceso como un derecho humano a garantizar; o también, y vinculado a ello, la crisis alimentaria que se cierne sobre una gran parte de la población del planeta lleva a plantearse si la destrucción del planeta y todos los peligros que se ciernen sobre el no son resultado más bien de la falta de democracia ya que una minoría decide qué hacemos con el planeta, con los bienes comunes, con cosas tan vitales como el agua y los alimentos en función de sus excluyentes intereses; y si la democracia no implica la defensa, garantía y ampliación de derechos que justamente se hacen imposibles en un orden que prioriza el poder y el lucro de unos pocos.
Dialogar sobre estos temas con especialistas y con quienes, desde abajo, desde los pueblos, los barrios y las organizaciones defienden el agua, luchan por garantizar la alimentación de las mayorías y encaran la crisis climática defendiendo a la Amazonía y la naturaleza poniendo en juego sus vidas es el propósito de este segundo foro organizado por los 30 años de Fórum Solidaridad Perú y la Escuela Nacional de Defensores/as de Ríos, Agua y Territorios «Agua es vida», en el marco de su campaña Ríos de Cambio asumiendo que todos y todas podemos ser parte de ese proceso de cambio que demanda nuestro país y la humanidad. Articular para ello reflexiones en torno a la crisis política, la crisis climática y la crisis alimentaria sirvieron para dialogar en este Foro que contó con la participación de Juan Torres de la Universidad Nacional Agraria La Molina, con Eusebio Vásquez, presidente de la Asociación Nacional de Productores Ecológicos del Perú ANPE y de Fortunata Palomino de la Red de Ollas Comunes en América Latina. Este foro se llevó a cabo el pasado 19 de abril y fue moderado y animado por Rosario Romero de Fórum Solidaridad Perú.
Rosario Romero resaltó que vivir en democracia no solo implica una forma de gobernar, es una forma de organización de la sociedad para que todos tengamos igualdad de oportunidades e ir minimizando las diferencias entre nosotros. Que es importante generar estos diálogos entre la academia, los productores y los movimientos sociales para poder avanzar hacia el propósito de cambiar la realidad. Desde el Estado hay una gran incapacidad de generar políticas públicas y las autoridades y gobernantes están más preocupadas en obtener beneficios particulares. La situación de la pandemia demostró la incapacidad del Estado de responder, lo mismo ocurre con los efectos del cambio climático como se vio con la respuesta del estado frente a Yaku. El aparato estatal se movió en Lima, pero las zonas más vulnerables quedan siempre abandonadas. Esta crisis es global. Del 2018 al 2020 118 millones de personas pasaron a tener hambre, El Perú es uno de los países con más inseguridad alimentaria y en la pandemia la pobreza creció en 10%. El 51% de la población en el Perú no tiene acceso regular a los alimentos debido a la pobreza, la inflación anual que se ha incrementado, además de la dependencia alimentaria producto de que varios de los productos básicos tienen un origen externo. Todo estos afectado también por la crisis política y los fenómenos climáticos que vienen golpeando el campo y la ciudad.
Juan Torres destacó la importancia del tema de los ríos que tiene que ver con las cuencas. El agua se aborda desde esta perspectiva. El otro tema es el del cambio climático que genera impactos en justamente lo relacionado al agua. El cambio climático es el tema del siglo que tiene una dimensión ética porque quienes más sufren con sus consecuencias no son los que lo producen, esto también plantea una dimensión intergeneracional. Según el último informe estamos en temperaturas muy altas y los umbrales se hacen cada vez más corto y vamos a un escenario de inflexión climática muy peligroso. Por otra parte, la crisis alimentaria según la FAO es muy peligrosa y requiere de una atención social. En lo nacional esto nos obliga a pensar cómo se toman decisiones sobre el territorio y de acuerdo a las características específicas de nuestro territorio y nuestra población. Un factor es por ejemplo la asimetría hídrica teniendo a la zona amazónica la zona donde está el 98% de la lluvia y el agua, y sin embargo tanto en la costa como en los valles andinos está la gran mayoría de la población, lo que nos hace vulnerables y genera condiciones para una crisis alimentaria.
Hay otros fenómenos que considerar porque se viene produciendo un Niño Global que viene desde Australia, lo que viene ocurriendo cada vez más de manera recurrente; un fenómeno extremo que está produciendo cambios en las zonas áridas que no están preparadas para lluvias tan intensas. La incertidumbre que se genera con estos escenarios extremos es parte del propio cambio climático. El fenómeno del Niño es un evento que ha sido parte de nuestros ecosistemas, pero estos se están trastocando. El tema de la seguridad alimentaria está estrechamente ligado al agua y por ello principalmente a las cuencas: Hay una territorialización de la seguridad alimentaria, hoy se habla de cuencas alimentarias. El agua se encuentra según volumen en glaciares, ríos, lagunas, presas y cuencas. Estas características de nuestro territorio obligan a tomar decisiones a nivel de Estado, que exige tomar medidas considerando aspectos intergeneracionales. Ya hay estrategias de adaptación. Se debe considerar el tema del ordenamiento territorial que a diferencia de otros instrumentos debe ser vinculante para poder tomar decisiones políticas y de estado para enfrentar la situación, considerando la agrodiversidad, la agricultura familiar y los servicios ecosistémicos que trascienden gobiernos y generaciones. Se deben trabajar con las escuelas. En un país de montaña y tropical no podemos depender de las especies anuales, se deben combinar con las perennes para aprovechar los mantos freáticos. La agroforestería es la alternativa para hacer agricultura. Se tienen que combinar pisos y ciclos. Esto se relaciona con el Niño que ya no sabemos qué es, genera incertidumbre y por tanto de inseguridad que nos exige tomar decisiones a más largo plazo. No es un asunto de corto plazo. Tenemos que construir soluciones a estos viejos y nuevos problemas a nivel de Estado e intergeneracional.
Eusebio Vásquez por su parte considera que los problemas planteados requerirían de una discusión a diversos niveles pero no se están tomando en serio. Es una gran amenaza que no sólo se muestra en las ciudades sino en el campo. En las zonas altoandinas el cambio climático se va arrasando con las semillas. La agricultura convencional es también parte de este problema. En el Perú existe un plan de cambio climático elaborado por especialistas que no han considerado la experiencia de las comunidades y los productores. Hay fortalecimiento de capacidades, pero no para los vulnerables, sino para los especialistas. No hay esto para las comunidades y tampoco hay vínculo con los gobiernos locales y regionales que no tienen herramientas para afrontar estas situaciones limitándose a la ayuda humanitaria pero no hay herramientas a largo plazo para encarar de manera más estructural estos problemas. Tampoco la sociedad, las comunidades los ciudadanos estamos actuando frente a esta situación.
La crisis política está muy lejos de la realidad. Las autoridades están rechazadas y alejadas de los problemas de los ciudadanos. Castillo representó una oportunidad con la segunda reforma agraria, pero esta se frustró. Las organizaciones son débiles o limitadas, la conciencia no está desarrollada sobre estos temas. Propusimos la creación de un programa de agroecología. El desgobierno no ha permitido avanzar, todo ha quedado en buenas voluntades, hemos tenido hasta seis ministros. Ahora no hay acercamiento con ningún ministerio. Nosotros no podemos desentendernos del pueblo al que representamos y vamos buscando alternativas. Con ANPE, CONVEAGRO se busca hacer una propuesta de transición agroecológica que se sustenta en el cambio climático y la adquisición de urea que al final no era lo más relevante y fue utilizado políticamente. El gran problema será la crisis alimentaria. Ahora se está formando el Grupo Nacional de Agroecología espacio desde el cual queremos convocar a autoridades locales y regionales y a las organizaciones para poder tratar este tema.
La situación es dramática, no sólo es escasez de agua. Estamos ante una gran amenaza para la humanidad. La democracia no debe ser solo un nombre. Los gobernantes no están trabajando para generar oportunidades para todos los peruanos y peruanas. Es mejor considerar estos cambios de abajo hacia arriba, organizarse. En el sur el pueblo se organizó en estas protestas y al norte no le importó. Ahora que hay problemas en el norte se empieza a tomar conciencia de la situación. Es necesaria la lucha y la movilización para lograr obligar a las autoridades y actuar frente a la situación.
Por su parte Fortunata Palomino Desde las ollas se hace parte de los ciudadanos y ciudadanas que tienen muchas dificultades para acceder a la alimentación, se ha acentuado el empobrecimiento y se busca salvar esta situación con comida no nutritiva. La pandemia obligó a generar emergencia sanitaria, pero no otras tan importantes como la alimentaria. Los asentamientos no tienen acceso al agua y al desagüe, no hay vías de acceso, son las olvidadas. La inseguridad alimentaria se expresa en el incremento de los precios de los p´roductos, en la venta y donación de productos con octógonos y ultraprocesados y en el incremento de la anemia y la desnutrición. Es en este escenario que surgen las ollas comunes para darle respuesta a esta situación en un contexto en que estos problemas se agudizaron por el confinamiento del 2020 producto de la pandemia. La idea es responder de manera organizada y solidaria al hambre, buscando garantizar a través de la lucha por políticas públicas alimentación y nutrición, además de lograr que la alimentación sea un derecho humano fundamental.
Las ollas son espacios autogestionarios que funcionan a través de juntar recursos propios, recuperar alimentos, gestión de donaciones y desarrollo de biohuertos a lo que se suma los presupuestos que han logrado arrancarse al estado. La propuesta de generar una emergencia alimentaria surgió de un encuentro y se ha planteado al gobierno, a los empresarios y se busca sea asumido por el alcalde. Lastimosamente, la relación con la actual gestión ha sido muy difícil. Esta prometió el 10% del presupuesto para trabajar de la mano con las ollas comunes, pero ahora se busca obviarlas y dividirlas, desconocer lo trabajado y avanzado en términos de empadronamiento y obtención de alimentos.
Las propuestas de las ollas comunes para garantizar la alimentación plantean quince acciones. En primer lugar, una vez declarada la emergencia alimentaria por ley, implementar un enfoque de ayuda humanitaria y diseñar un programa alimentario temporal para las ollas comunes, garantizando además un presupuesto. En la coordinación de la donación de alimentos se hace necesario modificar la ley de donaciones, convocar a una mesa multiactor y diseñar una estrategia nacional de donaciones. Además, se trata de recuperar los alimentos a través de la promoción de la recuperación de alimentos en los mercados mayoristas de abasto y en los predios y construir información sobre pérdidas y desperdicio de alimentos. Es importante también apoyar la agricultura familiar y urbana para lo cual debe promoverse también una ley, reglamentar la ampliación de la moratoria de los transgénicos, controlar el uso de plaguicidas y promover el uso de biofertilizantes así como implementar cadenas cortas para el abastecimiento de las ollas. Se trata también de articular las acciones en los territorios articulando la asistencia, promoción y desarrollo en los territorios con las diversas instancias del Estado. Finalmente se busca promover la alimentación saludable garantizando el etiquetado de los alimentos, promover y fortalecer capacidades en la preparación y consumo de alimentos saludables y promover entornos alimentarios saludables en las ollas comunes. Todas estas propuestas son muy importantes para responder desde las organizaciones a la emergencia e inseguridad alimentaria creciente.
Este importante diálogo entre la academia, los productores y las organizaciones deberá seguir desarrollándose. Esperamos que estos importantes aportes al diálogo y a la acción para encarar de manera democrática, porque no hay otra, los impactos del cambio climático y la crisis alimentaria, nos haga comprender que la democracia también se come y que se debe democratizar tanto el estado como promover y activar la participación de la sociedad organizada para darle salidas a los problemas políticos, ambientales y alimentarios que hoy afectan a las grandes mayorías.
La próxima cita para seguir recuperando y repartiendo la palabra, es el jueves 4 de mayo de 2023, 6 pm., trasmisión en vivo por la página facebook de Forum
Gabriel Salazar, moderará el encuentro por FORUM SOLIDARIDAD PERÚ, que cumple 30 años de trabajo al servicio de los pueblos. Precisamente, inspirados en el legado de su fundador, el padre Rafael Keyes, es que está desarrollando este ciclo de foros virtuales, para aportar, en la grave y urgente situación nacional, que amenaza con querer perpetuarse.
Interesados/as en sumarse al debate en la sala zoom, contactar en: alonsogondel@gmail.com
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