Compartimos este artículo de Diario Uno, de nuestro compañero, Gabriel Salazar, coordinador para la incidencia y articulación de redes de Forum Solidaridad Perú – FSP.
Nos encontramos frente a un descenso en la cifra de muertes por COVID-19, según la Sala Situacional y el Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef). Sin embargo, esto no debería para nada dar pie a que se baje la guardia.
La pandemia nos ha dejado, hasta ahora, más de 80 mil fallecidos, si usamos como referente el exceso de muertes con base en el reporte de Sinadef, y por ello lideramos el mayor número de muertes por población en el mundo. Además, es muy probable que esté cerca una segunda ola, que ya golpea a Europa. De llegar, los más afectados, como siempre, serán los sectores populares, los trabajadores, los pobres, los diversos pueblos del país. Debemos prevenir.
Y es que, aunque el gobierno comenzó bien con una fuerte cuarentena, sus esfuerzos para enfrentar el virus se han ido debilitando, en especial durante el periodo de reactivación económica. Período en el que el número de muertes se disparó. Entonces, si bien la reactivación económica debe darse, la cuestión es ¿cómo impulsar una reactivación sin un repunte de las muertes?
La fase 4 de la reactivación ha sido postergada, justamente porque las muertes se incrementaron nefastamente. Pero, la política errática del Gobierno para enfrentar el virus aún no ha sido corregida. En este escenario, hemos visto a un Ejecutivo y Legislativo enfrentados, pero no por ser quien conduce mejor la lucha contra el virus, sino por intereses particulares de espaldas a ello.
UNA NUEVA ESTRATEGIA
¿Qué se debe hacer entonces? Pues, volver a colocar como prioridad la lucha contra la pandemia. Y para ello, es importante impulsar una alternativa, una nueva estrategia para encarar el Covid-19, en la que debe tenerse como base las experiencias concretas, que ya hay, que dan luces de hacía a donde ir.
Y es que aún en medio de esta terrible situación, siendo el Perú un mal ejemplo en el mundo, hay experiencias que dan esperanza. Me refiero, por ejemplo, al Comité Comunitario Anti- Covid del pueblo joven de Santa Rosa en el distrito de Comas, que ha logrado aparecer en distintos medios de comunicación como un ejemplo a seguir, y no es para menos.
Gracias al trabajo de este comité, los habitantes de Santa Rosa han logrado hacer un padrón de su barrio, casa por casa. Han logrado organizarse para articular con el Centro de Salud, con la Municipalidad de Comas, con las campañas del Ministerio de Salud (Minsa), para aplicar pruebas a los pobladores, para atenderlos. Ellos tienen un manejo claro de su propia población, y sus necesidades. Este pueblo azotado por el virus con más de 80 muertos ahora encara al Covid -19 de manera comunitaria. Pero necesitan mayor respaldo, urgente.
DIVERSAS EXPERIENCIAS
Otro caso que debería ser replicado es el Centro de Salud ExFundo Naranjal, en el distrito de San Martín de Porres, dirigido por el doctor Jorge Escobar, también colocado como un ejemplo a seguir por los medios de comunicación y bautizado por la opinión pública como el doctor Esperanza. Pues, ha logrado reorganizar su centro de salud, armar protocolos específicos para su personal e implementar un sistema de atención para menor contacto físico y mayor contacto tecnológico. El resultado: no han tenido personal infectado.
Este centro de salud ha logrado atender más de seis mil casos de Covid -19 desde que empezó la cuarentena, pues nunca cerró. Además, tiene un trabajo comunitario en su propia jurisdicción con los vecinos, para así poder conocer como están e inclusive ingresar a lo que el doctor denomina “las redes familiares”, en las que la clave, según indica, es que un miembro de la familia se convierta en un promotor de salud.
Así como estos ejemplos comunitarios para contener el virus, detectar y atender tempranamente a los infectados y salvarle la vida a la mayoría posible, hay varias experiencias. Podría mencionar a los ronderos en Cajamarca, quienes sin mayor apoyo tuvieron que replegarse. O a las juntas vecinales que están resistiendo el virus. O a los pueblos indígenas, como en Condorcanqui, donde a pesar de todo han logrado contener el virus. O el Comando Matico en Pucallpa.
Experiencias hay, la cuestión es que sean vistos como referentes para la política nacional frente al Covid-19. Y, de esta manera, aplicar las lecciones que nos dejan como luces para plantear una nueva estrategia, una comunitaria, para encarar el virus. Este es el camino. Todos los poderes, el gobierno nacional y los gobiernos locales, el poder legislativo, la sociedad organizada, los gremios en general, los medios de comunicación, nadie debe quedar fuera. Hoy más que nunca, la vida debe estar primero.
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