- Río Nanay, hermoso afluente del río Amazonas, con más de 300 kilómetros de recorrido en departamento de Loreto, se ve amenazado por la aparición y aumento de dragas que remueven su fondo, dañan gravemente sus equilibrios ecológicos y afectan a sus poblaciones, ante la inacción de las autoridades públicas llamadas a impedirlo.
- Presentamos un artículo urgente sobre esta situación, de José Manuyama, docente y miembro del Comité de Defensa del Agua de Iquitos, miembro del Grupo Nacional de Defensores/as de Ríos de Perú, que recibió en 2017 el reconocimiento «Defensor Ambiental» otorgado por la Presidencia de la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, Ambiente y Ecología del Congreso de la República.
En la foto, José Manuyama (izquierda), junto a Rómulo Torres (derecha) de Forum Solidaridad Perú, brindando declaraciones en Radios de Satipo, con motivo del Encuentro Nacional de Defensores y Defensoras de Ríos en esa ciudad, el 15 y 16 de octubre de 2019.
Dragas en el río Nanay
José Manuyama
Es lamentable aceptar que decenas de dragas han regresado al río Nanay, desafiando la voluntad de todo un pueblo de ir tras el anhelo de vivir en paz y en plenitud, en armonía con una prodigiosa naturaleza que nuestros ancestros supieron conservar.
Es sabido por todos lo que trae esta actividad ilícita. A la par de destruir el medio ambiente como lo podemos observar tristemente en Madre de Dios y otras partes del país, también te arruina socialmente al atraer delincuencia de toda calaña en modalidades diversas como la trata, la prostitución, el robo, el crimen organizado, el tráfico de estupefacientes, corrupción, etc.
Hay responsabilidades no asumidas por la Policía Nacional del Perú (hay un puesto policial en la zona), por la Capitanía de Puerto de la Marina de Guerra (da seguridad a los ríos). La Fiscalía en Materia Ambiental tiene funciones específicas para perseguir a los infractores ilegales. El SERNANP es el ente responsable de la Reserva Nacional Allpahuayo Mishana. El Gobierno Regional de Loreto administra el Área de Conservación Regional Alto Nanay Pintuyacu, Chambira que protege entre otros factores a las cabeceras del río. Pese a estas funciones el tráfico crece.
Ante esta recurrente afrenta nos vemos obligados a convocarnos nuevamente. Lección para no olvidar es que el Estado no funciona sin vigilancia. Que las actividades económicas que pueden ser rentables como la extracción ilícita de oro, aun siendo ilegales, aun siendo altamente contaminantes, atraerá a la gente más inescrupulosa para convertir en un infierno todo lo que topa. Que la función de vigilancia ciudadana es una tarea que no tiene vacaciones y no se puede delegar.
Para tener en cuenta, fueron los años 2012 y 2013 duras jornadas para la población de Iquitos, que tuvo que volcarse a las calles ante el riesgo de padecer una posible devastación petrolera nada menos que en las cabeceras del río Nanay, el mismo que abastece de agua potable e importantes recursos ambientales a Iquitos la capital del departamento. Gracias a esta gesta hasta hoy no hay riesgo petrolero en la zona. Anterior a esta lucha, fueron las mismas comunidades ubicadas en las riberas del río quienes expulsaron a los “dragueros” que empezaban a instalarse por esos años.
En un contexto de cambio climático y de degradación ambiental lo que peor puede pasar incrementar la frontera de las mineras ilícitas en el territorio amazónico.
En este sentido, la realidad nos interpela y nos desafía para hacer nuevamente lo correcto: liberar a la cuenca de esta vieja amenaza. Es una oportunidad para que todos los involucrados hagan lo correcto en el rol que corresponda. Ocasión para recuperar la deshonra de la inacción. Nos merecemos un Estado respetable. Merecemos una ciudadanía que hace respetar sus derechos.
Un desarrollo a lo amazónico abierto a cualquier actividad económica que no colisione con la ecología presente y futura de nuestros pueblos. Que conserve la naturaleza y lo mejor de nuestras culturas ancestrales. No debemos permitir que nadie destruya más la agrietada sociedad que ya vivimos, y llevemos la tarea de hacer posible en la Amazonía, empezando por el rescate del Nanay, un verdadero refugio de vida fraterna, solidaria, intercultural, plena de bienestar y de sabiduría. Queremos ser una gran contribución a la salud social de la patria y de la humanidad entera.
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