Por: Pedro E. Maldonado Santiago
Manifestaciones como las de anoche -que se suman a las eternas jornadas de lucha de nuestro heroico pueblo- demuestran que el tema no es de gobiernos; no es de cambiar una u otra ley: las luchas no se reducen en las urnas ni es el eje central.
Y para aquellos mezquinos que se preocupan más en tachar, señalar este es, este no es, «infiltrados», etc., cuando en realidad lo que se debe es unir esfuerzos y hombros, en convergencia, porque el gobierno de turno -como ya lo hicieran desde el gobierno gansteril y genocida de Fujimori a la hora de reprimir- arrasa con todo; y es que no se trata ingenuamente de decir que se criminaliza la protesta, debe entenderse que las actuales leyes son de criminalización de las luchas populares; cualquiera que se encuentre en el gobierno -lo aplica así se vistan de verde o pregonen oportunistamente «transformación» como el nacionalismo.
Dirán otros, los más obtusos, que está bien que protesten pero no generen caos: no me hagas bulla, déjame comer tranquilo en Miraflores; que los semáforos rotos, que las paredes pintarrajeadas… pero nada de eso sucedería si no fuera por los pendejos de Ollanta y los testaferros del poder enquistados en el MEF que cada vez van más contra los intereses del pueblo sacando leyes hasta anticonstitucionales. Entonces, si quieren pasear tranquilos por el Parque Kennedy pidan a Ollanta y sus secuaces que gobiernen con democracia; que no saquen este tipo de leyes que eufemísticamente lo llaman “Ley Pulpin”, pero -hay que decirlo con nombres y apellidos- es la ley que profundiza el “cholo barato”, que legaliza la explotación laboral y que es parte de las llamadas políticas de flexibilización laboral dadas desde Fujimori con las reformas liberales.
Para quienes se embriagaron de la modernidad que vivía el país y las tasas de crecimiento de nuestra economía -bastante aplaudida desde el FMI y algunos sectores que quieren vivir bien- esto demuestra que esa modernidad y la crisis cuando toca, las espaldas las pone el pueblo. Son más de 23 años de reformas estructurales con salarios de miseria, despedidos, negación de derechos laborales, etc. ¿Acaso eso no sabían? ¿Acaso todo era color de rosa? Hoy en el escenario de presión de la crisis, cuando el país tienen que asumir cada vez tasas menores de crecimiento, entonces vuelve a ajustarse la correa afectando a los más débiles. Esta son las consecuencias y forma parte de la secuela de lo que hemos vivido en las dos últimas décadas; esta también es la forma como siempre se ha reprimido al pueblo con Fujimori, con Toledo, con García y ahora Humala.
Mi solidaridad con los jóvenes que salen hoy a las calles y con los que han sufrido las detenciones, golpizas y represiones.
Los pueblos nunca dejan de luchar !!!