Por: Pedro E. Maldonado Santiago
Octubre mes en que se conmemora heroísmo, resistencia, dignidad, luchas por la reivindicación obrera y gestas revolucionarias, entre otras lides en el país. Unas más mentadas que otras, unas destacadas, otras ignoradas. Unas desvirtuadas por el oficialismo imperante, otras soterradas pero siendo de mayor trascendencia y significado.
Podría hablar de Grau y su heroísmo pero Grau no solo fue la inmolación en los mares y su destreza de combate frente a los chilenos; lo que esconden detrás de ese recuerdo y conmemoración es cómo los gobiernos de turno siempre han atendido sus intereses mezquinos. Mientras el lobo de los mares demandaba a las autoridades respectivas, una y otra vez, una mejor munición y carbón de alta calidad que no emanara humo y así ser más sigiloso y fantasmal en sus recorridos, no se le hizo caso; por el contrario el presupuesto fue despilfarrado.
También hay héroes casi ignorados como en la medicina Daniel Alcides Carrión; se ignora también el fallecimiento de Andrés Avelino Cáceres, el brujo de los Andes.
Octubre también es un mes rojo por quienes levantamos las banderas del camino de la emancipación de la humanidad hacia el comunismo.
Y se “contrafesteja” mucho la resistencia de la invasión colonial. Se dice que el encuentro de culturas fue un enfrentamiento y genocidio, negándonos nuestra condición de pueblos con cultura y desarrollo social. Pero una reflexión al vuelo: la conquista o invasión (que resulta un debate amplio tratado ya por algunos) en el Perú tuvo sus particularidades y condiciones específicas diferentes a los ocurridos en otras regiones.
En el llamado Tahuantinsuyo con el imperio Inca, si bien sucedieron resistencias en mayor y menor amplitud, lo cierto es que los españoles lograron imponer la conquista y luego la colonización en menos tiempo que en otros lugares. Recuérdese que al sur en Chile (con los araucanos que recién fueron conquistados hacia 1870) o en otras regiones como con los guaraníes o los popayan en Colombia, o los chichimecas al sur de México, la resistencia fue más amplia y el dominio español tuvo que pagar un costo más alto que lo sucedido en Perú y México. ¿Por qué?
Lo que no debemos olvidar es que aquí y en México con Moctezuma habían imperios que sometían a otros subreinos o señoríos. Es decir ya había dominación, sometimiento y esclavización de pueblos. No porque reivindiquemos la lucha y resistencia de nuestros pueblos originarios vamos a ignorar o negar tales condiciones.
A propósito de la reflexión y del mes de octubre con mucha historia, considero que hay mucho por hacer, pero sin dejar de mirar atrás para un futuro cierto y real; para entender nuestras reales condiciones sociales, políticas y económicas, debemos ser críticos con nosotros mismos.
Cito a un gran maestro cuyas palabras siguen siendo vigentes:
“No cabe, pues, la mirada nostálgica atrás. No cabe en el Perú, sobre todo por otras razones. La síntesis social peruana – hay que repetirlo – no se ha realizado aún. El pasado peruano no es algo colmado ni admirable; y el Perú sigue siendo una serie de compartimientos estancos, de estratos superpuestos o coincidentes, con soluciones de continuidad. Por todo ello, el nacionalismo que, en otras partes, no es necesario o, fatalmente, está superado, urge aquí. En otras partes, el nacionalismo es algo destructor; aquí debe ser constructor. Constructor de conciencia y constructor de soluciones. En otras partes es ofensivo; aquí necesita ser defensivo. Defensivo contra el ausentismo y defensivo contra la presión extranjera, de absorción material o mental.
Esa es la más alta función de la Historia: ver no sólo lo que hemos sido sino lo que no hemos sido. Esa es la función del patriotismo: “conocimiento de la tierra de los padres y construcción de la tierra de los hijos”. Patria dícese, tierra de los padres; pero más bien debería decirse, dentro de un vocablo bárbaro pero más exacto Patrifilitria, tierra de los padres y de los hijos.
Quienes únicamente se solazan con el pasado, ignoran que el Perú, el verdadero Perú es todavía un problema. Quienes caen en la amargura, el pesimismo, en el desencanto, ignoran que el Perú es aún una posibilidad. Problema es, en efecto y por desgracia el Perú; pero también, felizmente, posibilidad.
En el Capítulo Primero: “El Sentido de la Historia Peruana”; del Libro: “Perú: Problema y Posibilidad”
(Ensayo de una síntesis de la evolución histórica del Perú).
Jorge Basadre Grohmann